Kiyosaki cruza a fronteras enemigas para comprar oro.

Kiyosaki cruza a fronteras enemigas para comprar oro.

En el libro “Incrementa tu IQ financiero”, Kiyosaki relata una anécdota que pudo costarle la vida, pero que le enseñó grandes lecciones.

Estando en la guerra de Vietnam, cruzó hacia las fronteras enemigas para comprar oro a un mejor precio, pero se llevó una gran sorpresa. 

En 1973, Kiyosaki se encontraba en la guerra de Vietnam, y comenzó a notar que los vietnamitas del sur comenzaron a cambiar sus divisas (dinero) por oro, un dato que le resultó más que interesante. Él sabía además, que el dólar internacionalmente había comenzado a desplomarse, por lo que al unir estos dos datos, sacó la conclusión de que estaba frente a una oportunidad, y era un momento adecuado para comprar oro. La pregunta era: ¿dónde comprarlo más barato?

La “gran idea” de comprar oro en terreno enemigo.

Junto a un amigo, tomaron la decisión de cruzar las líneas enemigas para comprar oro. Estaban convencidos de que en una villa de mineros, que había sido recientemente invadida por tropas, podrían conseguir un mejor precio.

Al llegar a la villa, se contactaron con una ancianita, que tenía por oficina una choza de bambú mal construida. Una viejecita de pocas palabras, con los dientes rojos de tanto comer nueces de betel, que a simple vista no parecía muy instruida en el tema.

“Aunque no le pregunté, dudo mucho que se hubiera graduado en Harvard;
de hecho, dudo que tuviera algún tipo de educación formal.
Sin embargo, era una gran maestra.
Aunque no se veía informada o vestida como una mujer exitosa,
conocía bien su negocio, que era el del precio del producto.”

Contra los pronósticos de Kiyosaki y su amigo, la anciana no hacía más que mover la cabeza de un lado al otro, para decirles “no, no, no, no” a la rebaja que solicitaban en el precio del oro. Al cabo de un rato, se dieron cuenta de la verdadera situación: a ella no le interesaban demasiado los dólares estadounidenses, y sabía perfectamente el valor del oro que poseía. La mujer que no parecía tener grandes estudios, les estaba dando una maestría internacional sobre finanzas.

Comenzaron a entender que más que una gran idea, habían tenido una ideota, o como Kiyosaki mismo lo relató:

“Soy hombre muerto; hoy voy a morir tras las líneas enemigas
por tratar de conseguir un descuento de cinco dólares…
Voy a morir porque soy barato y estúpido;
si me quedo aquí más tiempo me van a disparar por la espalda
mientras regateo con esta mujer por una rebaja.
¡Soy tan estúpido que merezco morir!”

Ese día, Kiyosaki aprendió 3 grandes lecciones:

1) El poder de los mercados globales.

Hay mercados en los que el precio se define de forma internacional y otros que se definen de forma local.

Por ejemplo, el precio del oro internacionalmente es el mismo, por eso daba igual que Kiyosaki lo hubiera comprado en Estados Unidos o en Vietnam. Su acto arriesgado de cruzar a líneas enemigas para comprar oro fue tonto, por carecer de la información adecuada sobre los mercados globales.

No sucede lo mismo con el precio de los bienes raíces, que adquieren su valor de los mercados locales. Esta es una de las razones por la que a Kiyosaki le gustan tanto los bienes raíces: si obtiene información local, puede invertir con más astucia que un gran inversionista de otra parte del mundo.

“De la misma manera en la que David venció a Goliath
es en la que un inversionista pequeño,
con información superior e inteligencia, puede vencer al gigante.”

2) El poder de las tendencias.

Si en Vietnam Kiyosaki hubiera comprendido el poder de las tendencias, no le hubiera sido necesario solicitar ninguna rebaja. Podría haber ido a cualquier parte del mundo a comprar oro y sentarse a esperar a que la tendencia hiciera lo suyo, incrementando a lo largo del tiempo el valor del metal precioso.

Para 1979 (6 años después), el precio del oro había pasado aproximadamente, de $85 a $500 dólares la onza.

(Nota: 1 onza = 28,35 gramos). 

3) El valor de interpretar la información.

Tanto la ancianita que vendía el oro, como Kiyosaki, tenían la misma información, la diferencia estuvo en la interpretación de esa información. Como la anciana era sofisticada financieramente, y una mujer de negocios experimentada, supo darle el sentido correcto a la información.

Ahora, cada vez que el mercado de valores entra en pánico, Kiyosaki vuelve a recordar la lección de la anciana, y en vez de guiarse por miedos, simplemente revisa la tendencia, controla sus impulsos y si es necesario, decide invertir contra la corriente.

Espero que el material de este artículo haya sido de utilidad para tu educación financiera, tanto como lo fue para Kiyosaki y para mí.

Te dejo un cordial saludo, deja tu comentario debajo.

Atte.
Martín Omar.

Acerca de Martín Omar
Desde hace más de 14 años desarrolla campañas montadas sobre Internet orientadas al crecimiento de las ventas. Actualmente se dedica al Marketing Online, y a promover la Educación Financiera.