La historia de Ferruccio Lamborghini

La historia de Ferruccio Lamborghini

No importa si te gustan o no los carros (autos) deportivos, la historia de cómo inició la marca de vehículos Lamborghini, te transmitirá pasión y te aportará una buena enseñanza para que apliques en tus proyectos. 

El fabricante de tractores

Ferruccio Lamborghini (1916) provenía de una familia italiana cultivadora de uvas, y desde joven se dedicó a reformar camiones, los adaptaba y convertía en tractores para las tareas que se necesitaban realizar en la granja. Su creatividad en la mecánica le trajo muy buenos resultados sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, época en la que pudo inaugurar su propia fábrica de tractores.

Su trabajo prosperó y con el paso del tiempo comenzó a ganar bastante dinero, hasta alcanzar una considerable fortuna, la cual le permitió darse varios gustos.

En ese entonces, comenzó a armar su propia colección de automóviles exclusivos y costosos, hasta que en el año 1958, feliz de poder hacerlo, compró su primera Ferrari. Con el tiempo llegó a tener 3 más, de las cuales esperaba características muy superiores a un vehículo normal, después de todo, estaba comprando un deportivo, exclusivo y de lujo. Sin embargo se fue encontrando con algunas sorpresas.

A su modo de ver, Ferruccio pensaba que las Ferraris hacían demasiado ruido y no eran fáciles de maniobrar, pero por sobre todas las cosas se había cansado de mandarlas a arreglar. Al tratarse de un hombre que entendía de mecánica, un día decidió reparar él mismo, una de sus Ferraris.

Quedó completamente sorprendido de que algunas partes del vehículo eran idénticas a las que colocaba en sus tractores, no podía comprender cómo algo tan costoso no utilizaba piezas más resistentes y de mejor calidad. Se conmovió no solo como mecánico, sino como fiel cliente de la marca, y tomó la decisión de hacerse escuchar contactándose con el fundador de la compañía, es decir, con el mismísimo Enzo Ferrari, para comunicarle todos los inconvenientes por los que había pasado, y solicitarle que invirtiera en mejores piezas.

No se puede negar que Ferruccio era un hombre muy decidido, porque su pensamiento no quedó en un hecho aislado, quiso comunicarse con Enzo Ferrari, y lo logró, aunque su crítica constructiva, no tuvo el impacto que él esperaba.

Ferruccio Lamborghini, recibió una respuesta de parte de Enzo Ferrari, pero no fue un cordial “Estimado cliente, muchas gracias por su sugerencia, la tendremos en cuenta”, la respuesta estaba muy lejos de ser cordial:

“Alguien que fabrica tractores
no puede comprender de automóviles deportivos”.

Ferruccio se sintió menospreciado y ofendido profundamente. Él era un fiel cliente y fue a aportar una sugerencia a la marca en la que confiaba, y recibió algo peor que una bofetada, se sintió profundamente humillado, herido a tal punto que hizo un pacto consigo mismo:

“Voy a fabricar el mejor vehículo deportivo del mundo”.

Digamos que en un ataque de “enojo”, todos decimos cosas parecidas que terminan en el olvido, pero este hombre era diferente (muy diferente).

Ferruccio LamborghiniEra minucioso, había prestado atención a los detalles, sabía las mejoras que tenía que hacer y estaba dispuesto a no escatimar en la inversión para desarrollar el prototipo del que él considerara el mejor automóvil deportivo del mundo.

No demoró y se puso a trabajar personalmente durante largas jornadas, para lograr el automóvil que quería, y no solo eso, sino que apenas tuvo listo un prototipo considerable, su tenacidad emprendedora lo llevó a levantar su propia fábrica, que logró transformar su apellido, en una marca exitosa, reconocida y de elite, convirtiéndose en uno de los principales competidores de la compañía Ferrari.

El verdadero motivo

En varias oportunidades hemos visto emprendimientos que surgen de alguien que detecta una necesidad y basa su negocio en vender la solución a esa necesidad. En parte, este también fue el caso de Ferruccio Lamborghini, que como cliente de una marca se dio cuenta que el producto que compraba no era tan bueno como él esperaba, detectó el motivo, pensó que otros clientes estarían tan disgustado como él, y le buscó la solución al problema. Para un cliente de este tipo de autos, que el vehículo sea de elite, era extremadamente necesario.

Esto de detectar la necesidad y encontrar una solución, es un hecho destacado, pero la personalidad de Lamborghini es tan especial, que logró captar todo el foco de mi atención, inclusive por sobre todos los demás hechos de la historia, y me gustaría contarte el por qué.

Hechos que no son para nada razonables en esta historia

Todo el mundo alguna vez se disgustó con alguna empresa, con algún producto, o servicio por sentir que algo no estaba a la altura de la expectativa. Pero seamos realistas, uno no puede andar perdiendo demasiado el tiempo en reclamos. Por lo general ese disgusto se termina diluyendo en el tiempo aunque no se reciba una respuesta positiva, al menos la magnitud del enojo comienza a decaer a medida que pasa el tiempo.

Al principio pensé que este hombre era un testarudo perseverante, que realmente quería “ganarle”el juego a Ferrari. Pero reflexionando un poco me di cuenta que esto era algo totalmente irreal.

Para crear un negocio serio, hay que dedicarle muchas horas, resolver problemas de todo tipo, pasar por desilusiones, asumir riesgos, y todos estos temas son mucho más grandes si se los compara con el disgusto que esta persona recibió de parte de una empresa.

Es mucho más razonable dejar pasar el disgusto antes de asumir todos los problemas que surgen de querer generar una empresa de la magnitud que Lamborghini había planeado (porque lo planeó desde el principio).

Definitivamente decir que la fuerza de su enojo inicial con Ferrari fue el motor de la creación de su negocio no es algo 100% real. Pudo haber sido el disparador inicial, pero pasado un tiempo ese disparador se diluye. Acá, estamos frente a otra cosa más grande.

Lamborghini Veneno

El Lamborghini más caro del mundo se llama Veneno, tiene un motor V12 que alcanza los 355 km/h. Solo existen 3 en el mundo, y cada uno cuesta 4 millones de dólares.

Repasemos por un segundo esta situación

• En el mundo hay muchos clientes disgustados, pero de ahí a decidir crear la mejor empresa del mundo para darle  una“lección”a la compañía en cuestión, es algo ilógico.

• Podríamos decir que Lamborghini lo hizo porque tenía mucho dinero, pero en el mundo hay muchos millonarios y pocos crean una marca de elite para competirle a una empresa con la que se enojan.

• Podríamos decir que Lamborghini lo hizo porque estaba preparado para resolver el problema, pero el mundo está lleno de personas que ven el problema, saben como solucionarlo y no por eso se embarcan en todo lo que implicaría crear la mejor empresa del mundo en cierto rubro.

Vuelvo a reiterar, crear una empresa como lo hizo Lamborghini es algo tremendamente complejo, que requiere de resolver miles de problemas que son mucho más grandes que el disparador inicial. Si hablamos de comparar problemas, a Ferruccio le hubiera sido mucho mejor dejar pasar un poco el tiempo para olvidar el disgusto en vez de asumir miles de problemas más para crear su empresa. Entonces, ¿dónde está el punto clave de esta historia?

El punto clave de esta historia está en la excusa…

Un emprendedor tiene que poner excusas

Yo creo definitivamente, que un emprendedor tiene que ser una persona que se la pase poniendo excusas. Leíste bien, creo que un emprendedor tiene que poner excusas todo el tiempo.

Pero no me malinterpretes, no se trata de utilizar las excusas como habitualmente se hace, sino de una mejor forma, como lo hizo Lamborghini por ejemplo.

Hace tiempo que quiero escribir sobre esta hipótesis que tengo en mente, y aunque alguna vez toqué el tema, esta historia es perfecta para ejemplificar mi punto de vista: un emprendedor tiene que poner excusas.

Por definición y por hábito, las excusas se utilizan para “eludir” una obligación, pero yo creo que se pueden hacer un uso muy productivo de las excusas para que jueguen a tu favor. Lo que Lamborghini hizo fue “ponerse una excusa a sí mismo”.

Es irreal que haya creado semejante compañía por el disgusto que disparó todo, pero él prefirió convencerse de eso durante todo el proyecto, para tener una excusa que lo mantenga en foco. Él necesitó engañar a su propia mente por mucho tiempo con una excusa, para terminar ese gigantesco proyecto, de otra manera le hubiera sido imposible.

Piensa por esto un segundo, si su excusa no hubiera sido lo suficientemente poderosa, los problemas lo hubieran empujado a desistir de tal locura. Pero su mente le decía:

“Ferrari te humilló, no puedes dejar este proyecto”

Cuando una ofensa hiere el orgullo de una persona y no logra dirigir bien esta frustración, se reprime, y esto termina por convertirse en ira. Pero en el caso de Lamborghini, la ofensa resultó su principal excusa para decir “voy a fabricar un automóvil superior”.

Hubiera sido más razonable que Lamborghini se hubiera enojado a tal punto de dirigirse a un lugar de venta de Ferraris y romper los vehículos con un martillo, pero si hacía esto, su excusa perdía fuerza, su foco pasaba de «Crear una empresa» a «Romper Ferrari’s».

Muy dentro suyo, lo que realmente quería hacer era seguir  haciendo lo que evidentemente amaba hacer: crear grandes empresa. Y tomó como impulso un hecho que lo impactó y se aferró a eso como excusa para no perder foco.

Es tan difícil no saltar de un proyecto al otro, mantener algo constante en el tiempo, es tan complejo para muchos no perder el foco, que a veces es necesario engañar a su propia mente para lograr el éxito.

Tus propias excusas

De esto hablo cuando en otros artículos menciono lo de la E.P.M (Excusa Psicológica Motora). Se trata de aferrarte a algo superior, aunque sea una excusa para engañar a tu mente y lograr el éxito.

Obviamente siempre tiene que ser algo bueno, tengamos en cuenta que Lamborghini quería crear una marca de carros deportivos, no estaba planeando matar a Enzo Ferrari, lo aclaro por las dudas. :S

La próxima vez que no tengas muchas ganas de hacer algo necesario, algo bueno para tu negocio, tu salud, o para tu vida en general, vas a tener la opción de inventar una excusa para no hacer nada, o una excusa que te mueva a tomar acción y hacer lo necesario.

Sería bueno que recuerdes el mensaje que quiero dejarte hoy, que podría resumirse en esta frase:

“Un hombre con una buena excusa, que lo lleve a la acción,
es capaz hasta de crear el mejor producto del mundo”

Te dejo un cordial saludo.
Martín Omar.

Acerca de Martín Omar
Desde hace más de 14 años desarrolla campañas montadas sobre Internet orientadas al crecimiento de las ventas. Actualmente se dedica al Marketing Online, y a promover la Educación Financiera.