Cómo dejar mi empleo y ser empresario.

De empleado a empresario.

Esta es la historia de un hombre de orígenes humildes pero con una determinación de oro y una vocación de excelencia en su trabajo, que logró fundar su propia empresa de diseño, producción y exportación de joyas. La historia de éxito de Valentín Paredes Barja.

Sus inicios humildes.

Valentín Paredes Barja es hijo de agricultores y miembro de una familia numerosa. No logró obtener el título de bachiller ya que para ayudar a la familia, comenzó a trabajar como soldador para la joyería Bolorex de joven.

A pesar de no haber alcanzado los estudios deseados, recibió de su familia valores que lo acompañaron incondicionalmente en su trayectoria como emprendedor:

  • Responsabilidad.
  • Trabajo.
  • Esfuerzo.
  • Respeto.

Por su infatigable labor,  fue nombrado como el mejor empleado, tan solo un año después de haber comenzado a trabajar en la empresa. Su compromiso era tal que estaba dispuesto a trabajar incluso domingos y feriados.

Por esto, llegó a un punto de agotamiento extremo que lo motivó  a retirarse en 1995.

En ese momento, decidió iniciar una carrera técnica en la  Escuela Técnica de Topografía.

Por su destacada labor, Bolorex no pudo olvidarlo y lo requirió  nuevamente, ofreciéndole un sueldo más alto y permitiéndole continuar con sus estudios. Bajo estos términos, Valentín aceptó.

Con el tiempo, se especializó en el soldado de  piezas, trabajo que requería de gran eficiencia.  En su lugar de trabajo, descubrió que la capacitación era algo esencial  así como aprender sobre procesos minuciosos para llegar a un producto de excelencia.

La empresa solía contratar expertos de otros países para capacitar al personal, pero en cuanto se iban los expertos, la supervisión decaía nuevamente por falta de control.

El año 1998 fue crucial en la vida de Valentín, porque de su mismo empleo surgió una oportunidad para independizarse. Bolorex decidió tercerizar el trabajo de soldado de piezas, armando un grupo de personas de confianzaLa empresa le otorgó a Valentín el soporte técnico necesario  y las maquinarias (una propuesta difícil de no aceptar).

Los pedidos no dejaban de llegar, y por un exceso de demanda, Bolorex subcontrató también otros talleres, por lo tanto, Valentín dejó de ser el único que brindaba un servicio tercerizado.

Debido a las malas gestiones de calidad de los otros talleres, la empresa decidió cerrarlos a todos. Valentín resultó muy afectado y tomó la decisión de buscar otros clientes, terminando así, la exclusividad de Bolorex.

Así fue como comenzó a trabajar para Orex, que también le brindó una capacitación inicial de cuatro meses. Gracias a su excelente calidad en el producto terminado, cada vez recibía más y más caudal de trabajo.

Como resultado de la competencia entre Bolorex y Orex, Valentín se vio obligado nuevamente a tomar una decisión importante: escoger entre una de las dos empresas para las que trabajaba, y esta vez, optó por Orex.

La oportunidad de crecimiento.

Orex recibió un pedido enorme que debía entregarse en el tiempo récord de 15 días. Esto no se había logrado antes, era una tarea casi imposible, que lo obligó a Valentín a pensar nuevas estrategias para motivar a sus trabajadores. Así, aumentó en un 100% el jornal de sus trabajadores, ofreció comida y un lugar para dormir para que se realizara el trabajo.

El ritmo  de trabajo era tal que todo el personal dormía apenas 4 horas diarias. Luego de una labor titánica,  pero lograron el objetivo planteado. Orex quedo tan complacida con el resultado que además de darle un bono, lo ayudaron a comprar maquinarias de segunda mano para que pudiera ampliar sus fronteras.

Valentín Paredes hizo un pedido muy especial,  indicó que quería convertirse en exportador y solicitó a Orex que le cediera uno de sus clientes en el exterior, para comenzar. Y la empresa accedió a otorgarle este cliente.

Con el objetivo de la exportación en mente, solicitó un préstamo a uno de sus hermanos  para construir un gran galpón donde asentar talleres más grandes.

El año en que se convirtió en empresario.

Años más tarde, en 2006, Valentín Paredes, concretó el sueño de ser empresario, con su flamante empresa Andean Jewels. Y en su experiencia, recuerda lo difícil que le fue armar equipos de trabajadores con experiencia.

Cuantas más ventas conseguía, más difícil se le hacía conseguir personal altamente calificado. Los ingenieros no sabían de joyas y los artesanos desconocían de procesos industriales. Muchos de los trabajadores decidían renunciar al poco tiempo de su contratación y esto  implicaba un gran tiempo muerto de capacitación.

Otra problema con el que se topó fue el darse cuenta que las personas no sabían cómo escribir o pronunciar el nombre su empresa (Andean Jewels), por lo tanto tomó la decisión de cambiarlo por Barja. (Una excelente decisión de Marketing, difícil porque requirió de darse cuenta del error, asumirlo y corregirlo, pero fue una excelente decisión).

Poco a poco logró engranar todas las piezas y constituir una empresa sólida, pero todo este proceso, le demandó años.

Los valores que lo llevaron a la cumbre.

Valentín tiene muy en claro que sus trabajadores son quienes hacen posible hacer real su sueño, por eso, cuando se trata de hablar de “valores”, él decide citar todos los que guardan relación con ellos:

  • Contacto directo con los trabajadores.
  • Buena y constante capacitación.
  • Motivación permanente.
  • Conocer a todos sus empleados desde la  contratación.
  • Compensaciones dignas y trabajo bien remunerado.

Sinceramente la vida de Valentín me parece una gran historia. Una persona que se ganó todo con gran esfuerzo y dedicación, desde el primer momento. Está claro que daba todo, trabajando para otros o para sí mismo. Si trabajando para una empresa no descansaba los fines de semana, no me imagino el ritmo de trabajo que habrá llevado creando su empresa. Estas cosas no suelen destacarse pero es algo muy noble.

Trabajar mucho al principio, capacitar, delegar, crear sistemas hasta el punto de poder darse el lujo de solamente dirigir, y luego disfrutar. Todo este proceso le llevó 11 años, pero como dice Kiyosaki, luego de crear toda la tubería, el dinero fluye como agua.

Me gusta esta historia porque también ejemplifica cómo la oportunidad de independencia inició en su propio trabajo porque él se esforzó por ser mucho más competente que los demás empleados, lo que demuestra la regla de que el éxito llega después del esfuerzo (y no como muchos quieren vender «hágase rico sin hacer nada»).

Sería bueno que dejaras aquí debajo, los pensamientos que te vinieron a la mente al leer la historia de este emprendedor.

Te dejo un cordial saludo,
Martín Omar.

Acerca de Martín Omar
Desde hace más de 14 años desarrolla campañas montadas sobre Internet orientadas al crecimiento de las ventas. Actualmente se dedica al Marketing Online, y a promover la Educación Financiera.