Productividad - 5 costumbres de jefes improductivos

Productividad - 5 costumbres de jefes improductivos

El mal desempeño de un jefe improductivo, (o de cualquier persona que ocupe un lugar de liderazgo), puede generar infinidad de conflictos y afectar el rendimiento laboral de todo un grupo de trabajo.

Conocer 5 costumbres típicas de los jefes improductivos te servirá para evitar caer en estos malos hábitos

Las 5 costumbres típicas de los jefes improductivos

1) No planifican a diario

“No planificar es planificar un fracaso”. – Anónimo.

Los jefes improductivos, habitualmente ponen su energía en lo que hay que hacer, pero no suelen trazar un camino hacia un objetivo, simplemente avanzan y establecen modos de trabajos improvisados que se vuelven una costumbre, sin fijar una planificación previa que permita preveer futuros problemas.

Frases tales como:

“Lo vemos sobre la marcha”
“Lo vamos improvisando”
“Ya veremos cómo”…

…se vuelven habituales y demuestran una falta de rumbo.

Por supuesto, una cuota de improvisación es necesaria y no está mal si es circunstancial, pero si esto se vuelve un hábito, pasa a ser una falta constante de planificación.

Nota: La planificación es importante hacerla a largo, mediano y corto plazo. Las personas altamente productivas suelen planificar su día a día, con metas diarias. Hasta suelen hacer uso del buen hábito, de trazar estas metas por la noche. De esta manera, la mente lo procesa con tiempo y al empezar la jornada laboral, inicia teniendo bien en claro las tareas.

2) Cometen reiteradas veces los mismos errores

Un jefe improductivo suele cometer los mismos errores una y otra vez, o variantes muy similares de un mismo error. Y esto es un pecado capital si hablamos de productividad.

Una razón puede ser porque no logra identificar en qué se está equivocando, simplemente no advierte dónde está el problema, por lo tanto, los resultados seguirán siendo los mismos eternamente.

Otra razón puede ser que cuando logra  identificar el problemas, decide ignorarlo. Sabe dónde está la equivocación pero no toma ninguna medida para prevenirla en un futuro, minimiza sus consecuencias y no evalúa el verdadero impacto negativo.

Nota: toda tarea que se realiza de forma repetitiva, debe de ser evaluada para buscar una forma de agilizar el procedimiento, automatizarlo y optimizarlo.

Por ejemplo, si un jefe le solicita todos los días la misma información a sus empleados porque siempre “se la olvida”, tiene que tomar nota de esta y tenerla a la vista, para no interrumpir el trabajo de su personal.

El tiempo de cada recurso de la empresa es importante, sin importar su rango, y el jefe es el que tiene que estar más interesado en optimizar el tiempo de todo el personal y de cada proceso.

Las consecuencias de estas acciones son sumamente peligrosas, ya que no solo implica menor productividad a nivel individual, sino que al tratarse de una figura jerárquica quién está dando el ejemplo, este mal hábito de desperdiciar el tiempo de los demás, puede ser imitado por el resto del equipo.

3) Hacen lo que tienen ganas de hacer y no lo necesario

Perder el tiempo en cosas secundarias que no tienen importancia mientras hay toda una lista de prioridades, es equivalente a quemar dinero.

Postergar las tareas urgentes e importantes por las que no son ni importantes ni urgentes es un atentado a la empresa. Así como demorarse en tomar decisiones importantes sin justificación.

Todos estos son vicios de jefes improductivos, que sin lugar a dudas terminan perjudicando el desempeño de todo un grupo de trabajo.

Uno de los casos que más suelen odiar los empleados, es cuando el jefe retrasa el pago de los sueldos porque no tiene ganas de realizar su parte, una simple tarea administrativa, prefiere perder el tiempo en otras cosas que le gustan más, aunque no tengan ningún grado de prioridad.

Esto genera un grado de malestar en el ambiente de trabajo, y el líder comienza a perder el respeto de su equipo, porque ellos empiezan a darse cuenta que el “líder”, no vela por los intereses de todos.

4) No delegan y cuando delegan, delegan mal

Buena parte del acumulamiento de pendientes, empieza cuando el jefe no delega las tareas.

Los motivos pueden ser varios, entre ellos:

• Desconfianza
• Temor a perder el control
• No saber trabajar en equipo
• Creerse el cuento de: “ninguno lo hará tan bien como yo”
• La otra versión del mismo cuento: “los demás no saben hacerlo”
• Carecer de organización propia (esto se refleja a la hora de distribuir las tareas)
• Etc.

Al no delegar, al no definir funciones precisas que determinen quién es el responsable de cada tarea, se genera confusión en los roles de los empleados, el trabajo suele quedar pendiente, a medio hacer, o entre medio de dos empleados a los que no les terminó de quedar claro su rol,  y aparecen frases del tipo:

“No lo hice porque pensé que eso no era parte de mi trabajo”.

Por otro lado también están quienes dan responsabilidades a personas que no están capacitadas, o por el contrario, delegan gran parte del trabajo sobre los que más trabajan, es decir, sobrecargan de trabajo a los más rápidos y competentes alivianándole las tareas a los que son menos eficientes. Esto genera un malestar constante a nivel grupo, y suele provocar un desgaste tan alto, que lleva a la renuncia de quienes trabajan más y mejor.

5) Le echan la culpa a sus empleados

“Los líderes aceptan su culpa, los perdedores se la pasan a otros”. – Rick Warren.

Un buen jefe sabe reconocer cuando está haciendo algo mal y tiene la suficiente flexibilidad para adaptarse y aprender de sus errores.

Por el contrario el jefe improductivo no acepta sus errores, suele echarle la culpa a los empleados, y al contexto. Con lo cual, nunca termina de corregir el verdadero problema, y esto inevitablemente lo conduce al fracaso.

Los empleados terminan cansándose de asumir errores ajenos, y renuncian, o peor aún, si el jefe es autoritario, es él mismo quien despide a los empleados.

Una situación típica es cuando el jefe tiende a discutir con sus empleados sobre…

“Lo que dijo”:

Jefe: Gómez yo le dije que hiciera esto de otra manera y no lo hizo como le dije.
Gómez: pero Sr. usted me dijo que lo hiciera de esta manera.
Jefe: no, yo le dije que lo hiciera de una forma y usted lo hizo de otra…
Gómez: pero eso me lo dice ahora, antes dijo otra cosa.
Jefe: yo me acuerdo bien como se lo dije y así no era…

(Y el diálogo sigue entre que sí y que no, por largo rato, desgastando a diario la relación).

Más allá de quién tenga razón respecto, sobre lo que dijo uno y lo que dice el otro, para mí, quien tiene la responsabilidad en este hecho es el jefe, por no dar una directiva POR ESCRITO, y por no repasarla junto a su empleado.

Cada vez que un jefe discute con un empleado por un tema similar a este, para mí, es error del jefe, por no haber dejado una constancia de lo que dijo.

Las directivas dadas “en el aire”, es decir de las que no se dejan una constancia, y que no se repasan entre jefe / empleado, pueden dar lugar a dudas, pueden ser interpretadas a gusto de cada empleado, y el jefe no tiene que dejar esto al azar.

Cada vez que un empleado le discute lo que dijo, el jefe tiene que APRENDER, darle la razón al empleado por haberse expresado mal, y decirse a sí mismo en su pensamiento:

“Esto me pasa por no haber dado por escrito esta directiva”.
(Si el jefe da una directiva “en el aire”, tiene que hacerse responsable).

Es mejor entregar una directiva por escrito, a mano, impresa (o en un email), para que el empleado pueda leerla, y luego conversar del tema o hacer una simulación juntos, o pedirle al empleado respetuosamente que repase verbalmente el tema con sus palabras, (delante del jefe), para ver si no hay malos entendidos.

Una de las grandes diferencias entre un jefe y un cadete es que el jefe tiene que preveer todas las situaciones que le pueden pasar al cadete. El cadete hace lo que el jefe le dice. Si el jefe no prevé situaciones que le pueden pasar al cadete, el cadete con toda lógica puede reaccionar ante situaciones imprevistas a su manera y eso está bien porque no recibió directivas al respecto.

Las 5 costumbres de jefes PRODUCTIVOS, serían:

1) Planificar a diario (y también a mediano y largo plazo).
2) Procurar no cometer los mismos errores (o variantes de estos) reiteradas veces.
3) Hacer lo necesario y no lo que se tiene ganas de hacer.
4) Delegar de forma clara, y justa, construyendo un grupo sólido.
5) Asumir la responsabilidad, sobre todo, de los propios errores.

Espero que estas 5 costumbres te sean de utilidad para mejorar tus habilidades de liderazgo.

Te dejo un cordial saludo.
Martín Omar

Acerca de Martín Omar
Desde hace más de 14 años desarrolla campañas montadas sobre Internet orientadas al crecimiento de las ventas. Actualmente se dedica al Marketing Online, y a promover la Educación Financiera.